El Marco Común Europeo de referencia para las lenguas posee equivalencias según el aprendizaje, la evaluación y la enseñanza. Es una forma utilizada en Europa para catalogar las competencias idiomáticas que tiene la población.
Las equivalencias en el Marco Común Europeo de referencia para las lenguas es una manera de definir la competencia lingüística de un área geográfica determinada. Se originó en 1991 en Suiza y fue presentado en 2001 durante el Año Europeo de las Lenguas.
El MCER o CEFR (en inglés) es comúnmente conocido como las equivalencias del Marco Común Europeo de Referencia para las lenguas, la evaluación estándar usada en Europa para medir la comprensión y expresión escrita y oral en un idioma determinado.
El Gobierno Federal Suizo trabajó, desde 1991, en una forma de mostrar las competencias de idiomas en ciudadanos que, posteriormente pasó al Consejo de Europa y que, en 2001, fue presentado en el Año Europeo de las Lenguas.
Los alumnos de idiomas diferentes al materno tienen, desde entonces, una forma de definir sus destrezas lingüísticas en una escala sencilla y bien argumentada. El nivel más básico se representa en el A1, hasta llegar al dominio de forma excepcional catalogado con un C2.
Ubicados en esta escala es más sencillo ubicar a un aprendiz en una nueva lengua y saber qué competencias domina y cuáles no, independientemente de su origen e idioma nativo. También es la manera de determinar las competencias los profesores para adaptar las pruebas de nivel según el lugar de la escala donde nos encontremos.
¿Cuáles son las equivalencias según el MCER?
Las equivalencias del Marco Común Europeo de referencia para lenguas son muy conocidas actualmente por los residentes europeos.
En un baremo de seis competencias se estructura el estudio de idiomas y son homologados los títulos correspondientes para certificar que se ha superado con éxito dicho nivel. Esto nos ayuda cuando queremos viajar, educarnos en formaciones superiores o trabajar. Estas seis fases se agrupan en tres bloques: básico, intermedio y avanzado.
El usuario básico que estudia nivel A se encuentra con A1 y A2. En el primero, ante cualquier idioma es capaz de usar expresiones y comprenderlas, pero las más sencillas del idioma en cuestión. Presentarse, dar información básica y describir con adjetivos simples.
Por su parte, en el A2, somos capaces de formular frases para expresar y comprender situaciones de forma más compleja. Podemos hablar de compras, viajes, sobre nuestro entorno, familia… aunque solo podemos entablar conversación en contextos básicos y cotidianos.
El segundo grupo donde podemos ubicarnos en las equivalencias del Marco Común Europeo de referencia para las lenguas es el B. Para el primer subgrupo, el B1, el más reclamado por todos por ser el que ayuda a finalizar la Universidad u obtener empleo, el estudiante podrá comprender textos y entablar conversaciones difíciles.
Se podrá desenvolver en viajes y producir textos más elaborados.
Finalmente, como categoría superior en lenguas encontramos el C con dos categorías, en C1, para personas que saben reconocer diversidad de vocabulario, expresiones y sentido implícitos. Usa el idioma para más ámbitos y sabe estructurar adecuadamente los textos. En el último nivel, en el C2, el usuario es plenamente competente y sabe entablar conversaciones y escritos con nativos del idioma casi con toda fluidez.
Antecedentes del MCER
El Marco Común Europeo de referencia para lenguas tiene equivalencias actuales que casi todos conocemos, pero tienen su origen en propuestas teóricas del lenguaje más antiguas que el mismo MCER y su confección.
Se trata de teorías de filósofos del lenguaje a mitad del siglo pasado, de nombres importantes como Ludwig Wittgenstein o Dell Hymes. Ellos decían que es necesario tener habilidades sociales, de aprendizaje y lingüísticas-comunicativas para realizar tareas específicas correctamente.
El MCER se encontraría en la última área, en la lingüística-comunicativa, la cual es dividida en tres secciones: competencia pragmática, sociolingüística y lingüística. Esto, aunque no es actualmente así, sirvió como modelo previo para imponer los rasgos que hoy conocemos dentro del Marco Común Europeo de referencia para las lenguas.
Para trabajar como traductores profesionales de varios idiomas, como intérpretes, traductores web, SEO o transcreación es necesario tener un alto nivel en el MCER. Solo así conseguiremos, como ya lo han hecho los expertos de nuestra agencia de traducción, llegar a manejar a la perfección varias lenguas con total soltura y naturalidad. Sin embargo, para trabajar en una empresa de traducción y ofrecer servicios de traducción, no solo será necesario esta certificación, sino que deberá poseer una titulación en traducción e interpretación o carreras análogas.