Si al adentrarnos en la red no encontramos barreras idiomáticas y casi en cualquier idioma podemos hacer una búsqueda exhaustiva sin importar en qué país nos encontremos, ¿por qué limitarnos cuando somos nosotros los creadores de una tienda virtual?
Realizando un sencillo rastreo por los diferentes mercados online habrás podido comprobar cómo prácticamente y casi en su totalidad están traducidas al menos a un idioma distinto al nativo. Para comunicar y vender mejor, sin imponernos a priori límites, lo mejor que hay que hacer es traducir la página web a otros idiomas.
¿Cómo traducir tu tienda online y a qué idiomas?
No hay que usar diez idiomas para crear una web de ventas que pueda abarcar más público objetivo en el entramado digital, no. Ni tampoco hacernos con un programador web que sea multilingüe, no estamos locos.
¿Lo mejor que podemos hacer? Acudir a una agencia de traducción que nos lo solucione todo sin necesidad de tener que contar con un traductor, un desarrollador web y mil profesionales a los que poner de acuerdo. En una empresa de traducciones siempre te proporcionarán el producto acabado sin que tengas que molestarte en buscar a unos y otros para tener una plataforma web traducida.
Antes de decidir qué idiomas vamos a incluir en nuestra tienda online o ecommerce, lo que necesitamos saber es el tipo de perfil de clientes va a tener nuestro negocio online.
Para ello, debemos analizar con las herramientas pertinentes en Google y así conocer de dónde procede parte de nuestro tráfico web y el perfil del usuario. Pues, imagina que tu página solo está en español, pero analizando con Google Analytics vemos que un 40% de nuestras visitas proceden de Alemania.
¡No desestimemos a ese rango de clientes, no!
Aunque no vamos a poner en nuestra tienda online todos los idiomas existentes por si acaso alguien de la Patagonia nos ve, es preferible contar con pocas lenguas (entre 3 y 5) pero que tengan una traducción web de calidad. Lo propio es contar con un traductor profesional para darle sentido a lo que quieres vender en el contexto correcto de otros lugares del mundo.
Por rango de prioridades, debemos saber que unos idiomas son mejores que otros. El más importante, el inglés. Es el tercer idioma del mundo en número de hablantes que lo tienen como lengua materna (entre 300 y 400 millones de personas).
Otro idioma que un buen negocio online no debe obviar es el ruso o el japonés, de tremenda actualidad para ser traducido. El chino también es una de las lenguas más habladas del mundo y, si tu público se centra solamente en Europa, mejor decántate por el francés y el alemán.
Para salir de dudas, lo mejor es que preguntes a los profesionales de la agencia de traducción a la que encargues el proyecto y seguro te asesorarán sobre los idiomas fundamentales para traducir un ecommerce.
El coste de una mala traducción en tu web de ventas online
Ya tienes tu tienda online y, además de vender en tu propio país, quieres ampliar fronteras y dar un paso para abrir mercado.
Para ello, además de saber que debes traducir tu web a diferentes idiomas, debes cuidar las traducciones pues con una mala práctica puedes incluso perder hasta ventas. ¿Cómo?
El 52,5% de los españoles compra en tiendas online extranjeras que han sido adaptadas idiomáticamente hablando para llegar a todo tipo de público. Los ecommerce españoles también están adentrándose en este mundo y quieren ampliar ventas a clientes en otros mercados realizando la misma tarea.
Pero, ¿qué pasaría si dejamos, por ejemplo, que un traductor automático nos haga el trabajo de traducir todos nuestros productos o servicios para la venta en otros idiomas? Muchas tiendas online pecan de este error y estas mismas tiendas se quejan de que no venden aun teniendo presuntamente su web traducida. También observamos productos traducidos de manera que no tienen sentido en sí mismos por una mala traducción o una traducción literal.
Estas tiendas ni siquiera revisan cómo ha quedado su traducción, solamente se dejan guiar por un abaratamiento de los costes de traducción y lo que hacen es perder clientes con esta mala práctica.
Y tú, ¿comprarías un producto para bebés con esta descripción?
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