Anteriormente, a la conquista romana, la Península Ibérica hablaba las lenguas paleohispánicas, provenientes de las colonizaciones de pueblos como el griego, el fenicio o el púnico, entre otros.
Ya no quedan prácticamente, por no decir ninguna, de esos dialectos usados previamente a la invasión de los romanos en nuestro país. Las llamadas lenguas prerromanas fueron muy importantes en nuestra geografía y hoy vamos a entrar en detalle con ellas. Vamos a estudiar las lenguas de la península ibérica antes de la invasión romana.
Lenguas de la península ibérica antes de la invasión romana
En la península ibérica, antes de los romanos, vivíamos con otras lenguas para comunicarnos entre nosotros. Las influencias vinieron de nativos que ocupaban las zonas españolas como los latinos, fenicios o el pueblo griego. Pero, con el asalto romano de 218 a. C, las lenguas indígenas tomaron presencia y se impusieron frente a las anteriores.
La mayoría de las hablas paleohispánicas desaparecieron, pero algunas quedaron, como el latín, en escrituras y legados durante muchos siglos después.
Para concretar, hubo dos variantes antes de los romanos a destacar. La lengua de la Lusitania histórica y el celtibérico. El primero, el lusitano, era más común en casi toda la zona norte peninsular, además del Ebro medio. El ibérico lo podíamos encontrar en el bajo Ebro, Pirineo, Andalucía o Levante, principalmente.
Los pocos textos que han sobrevivido en la actualidad, tanto de escrituras ibéricas como lusitanas (provenientes del griego, púnico o fenicio) contienen palabras que no llegan a resolverse ni se ven similitudes con algo parecido.
Lenguas nativas encontradas antes de los romanos en España
Como bien indicábamos anteriormente, las lenguas paleohispánicas son las que predominaron siglos atrás, concretamente antes de la invasión romana.
Las más populares son el ibérico. Era la lengua vernácula de los pueblos ibéricos, es decir, propia del país, de ahí la denominación de Península Ibérica. Es una lengua que se extendió gracias al comercio de aquella época, especialmente debido al trato con los griegos focenses.
Seguidamente, también encontramos el celtibérico. Esta lengua es única del conjunto de lenguas hispano-célticas de las que existen indicios actualmente. De esta forma de hablar y escribir en la antigüedad se conservan alrededor de 200 inscripciones redactadas actualmente.
Otra lengua con la que nos topamos en esta cronología anterior a los romanos es el lusitano. Es una lengua indoeuropea. Esta lengua paleohispánica tiene, en nuestros días, 5 inscripciones recuperadas, además de incontables topónimos y teónimos, sobre todo en pueblos del centro-sur del Duero y de Extremadura.
Finalmente, el tartésico, que era popular bajo la denominación de sudlusitana suroccidental. Fue hablada, aproximadamente durante dos siglos antes de Cristo. Era propia de individuos residentes en zonas de Portugal, más al sur, Extremadura y del bajo Guadalquivir.
Además de eso, igualmente existían idiomas antes de la invasión romana que eran menos conocidas. Indirectamente, también se hablaban otras lenguas de fuentes griegas, romanas y latinas.
Por ejemplo, era fácil de encontrar a ciudadanos que hablasen el aquitano, que es similar en nuestros días al vasco arcaico.
También se hablaba en menor medida el antiguo europeo, idioma del estrato más longevo de la hidronimia (como se nombran a los ríos). Su origen anterior corresponde a preceltas y pregermánicos.
Finalmente, como lengua que se hablaba indirectamente previa a la conquista romana, encontramos las lenguas celtas. Diferentes del celtíbero, encontramos, por ejemplo, el celta galaico.
Península Ibérica como epicentro de la diversidad lingüística desde la antigüedad
Y es que no es solo en el siglo XXI cuando encontramos una rica variedad de lenguas en nuestro país, sino que ya, antes del cambio de era, antes del nacimiento de Cristo, ya veíamos como la diversidad lingüística estaba presente en nuestras tierras.
Los datos que aún se conservan de fechas anteriores a los romanos lo dejan claro, la Península Ibérica tenía una amplia gama de lenguas muy elevada en comparación a otras regiones del planeta.
Más concretamente, se estima que en toda la Península habrían alrededor de una cuarentena de lenguas diversas si lo comparamos con Italia, con solo 23 en unos 300 kilómetros cuadrados de extensión.
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