Para quien le parezca muy interesante, la historia de la traducción les puede parecer muy atractiva; para los que se aburren fácilmente, un tostón muy de libros de secundaria.
En Tradupla vamos a ser benévolos y queremos hacerte un breve resumen del cómo y los porqués de la traducción a lo largo de los siglos. ¡Prometemos ser divertidos y muy concisos!
¿Cómo surgió eso de traducir?
Por pura necesidad. Así es. Al igual que el ser humano necesitó, siglos y siglos atrás, comunicarse y relacionarse entre sí, la exigencia de traducir idiomas para entenderse casi se estuvo forjando a la misma vez que la historia de la humanidad.
Aunque, como aclaración, hasta que no llegó la aparición del papel y la escritura, no surgió la figura del traductor, teniendo hasta el momento solamente al intérprete en nuestro mundo como símbolo primero de traducción.
Pero ¿quiénes fueron los primeros históricamente conocidos?
Los sacerdotes, al ser casi los únicos que tenían el don del aprendizaje y la cercanía a la cultura más formal, fueron los primeros que asumieron la función traductológica, primero de forma oral, y luego pasando a la escritura.
Además, como inciso, hay que hacer especial mención al patrón de los traductores e intérpretes, conocido por traducir la Biblia al latín del pueblo: San Jerónimo. Además, fue la primera persona que reflexionó y empezó a dejar escritos sobre el método de la traducción.
Por cierto, podemos establecer con total seguridad que, la Biblia como tal, es el libro más traducido del mundo, aunque no lo está en su totalidad, sino que se ha traducido la mayoría de los libros que componen toda la obra en general.
España Medieval
Con la conquista de los musulmanes en España, se observa un aumento de la importancia de la traducción, pues estos nuevos inquilinos de la península hacen del Mediterráneo el centro neurálgico de la cultura que aúna en un mismo espacio tres mundos diferentes que se deben entender: árabe, judío y cristiano.
Como punto clave en este auge de la traducción estuvo la ciudad de Toledo, fiel reflejo de estas tres culturas y donde se creó la Escuela de Traductores en el siglo XII, considerándose el primer paso para constituir la profesión de traductor en sí misma.
Descubrir América y aumentar la importancia del intérprete
Así sucedió, una cosa llevó a la otra y se hizo cada vez más relevante el poder comunicarse con otras culturas, sobre todo las indígenas que se fueron hallando en el viaje al Nuevo Mundo.
Las autoridades españolas se vieron en la obligación de reforzar la figura de los intérpretes, lo que se forjó como el punto de partida de los traductores e intérpretes jurados regulados bajo una normativa que conocemos en la actualidad.
La colonización siguió, y las funciones de traducción e interpretación a la par. En el año 1563 el concepto de “intérpretes que juran” se mencionó por primera vez.
Tras la conquista de América, la traducción sigue su “conquista” particular
Una vez civilizado el continente que pisó Colón, la traducción llega a la época renacentista y, gracias a la invención de la imprenta, se consigue cambiar la visión del mundo y dejarla impresa en un papel. La traducción, en este momento, va de la mano de cada paso que va dando tanto la impresión como la escritura.
Con el paso de los años y de los siglos, la traducción va ampliando horizontes, sobre todo comerciales y económicos, y la función traductológica se hace del todo imprescindible en cada cultura del planeta para ser más rica y que sus habitantes se nutran de ella.
¿Cómo acaba la historia?
Aunque, a día de hoy, la traducción forma parte intrínseca de nuestra vida diaria, lo cierto es que eso se ha ido creando despacio, con buena letra, y con mucho ímpetu a lo largo de los siglos XX y XXI.
La traducción de textos especializados en estos dos siglos, hizo que la traducción se viese como disciplina científica y marcara los pasos de la globalización posterior. Una profesión y especialidad que se ha ido adaptando a las necesidades del ser humano y ha evolucionado a su lado en todo momento.
Haciéndose cada vez más grande, más fuerte y más preciso el deseo de entenderse mundialmente, en 1953, en París, se crea la Federación Internacional de Traductores (FIT), fundada por Pierre-François Caillé, donde se encuentran las asociaciones de traductores de todo el mundo. Una organización sin ánimo de lucro y reconocida por la UNESCO.