Cierto es que muchos reciben cursos de formación lingüística para luchar contra las barreras que presentan los idiomas, pero… ¿quién consigue el aprobado? Algunos son verdaderos políglotas y otros mueren en el intento dejándonos bonitos recuerdos que nos hacen sonreír.

LOS PROBLEMAS CON LOS IDIOMAS DE NUESTROS POLITICOS ESPAÑOLES

“Relaxing cup of café con leche» ha sido, desde que Ana Botella lo sentenciase en el año 2013 como frase célebre en la candidatura madrileña a los JJOO de 2020, lo más sonado en cuanto a preocupación sobre el nivel de idiomas de nuestros representantes políticos.

Un hito que será recordado y grabado en los anales de la historia y que ya se encargó la revista estadounidense TIME de elegirla entre los diez mayores gazapos de ese año.

Otro zasca a la pluralidad en idiomas se presentó el pasado año de la mano de nuestro presidente Mariano Rajoy. Con un “It’s very difficult todo esto”, dejó muy claro que lo suyo no era el inglés precisamente.

¿Debemos preocuparnos por la comunicación en lengua no hispánica de nuestros políticos y deben estos mejorar los idiomas tanto en competencia escrita como hablada?

Definitivamente, la respuesta es sí, además un sí contundente. De esos que traspasan el papel con el lápiz al escribirse, porque se reafirma en cada figura pública de la vida política que analizamos.

Vayamos más atrás en el tiempo, cuando comenzó la democracia en nuestro país y nuestros representantes tenían que defendernos en reuniones y encuentros internacionales. Ni Suárez, ni Calvo Sotelo, ni González ni Zapatero demostraron en ningún momento algún ápice de idiomas que no fuese el materno: el castellano.

¿Quién no recuerda el mítico “Hablo español” que soltó Zapatero a un periodista cuando le formuló una pregunta en inglés? Ese hecho marcó un antes y un después, y parece ser que ha querido rectificar y ponerse las pilas con eso de los idiomas, menos mal.

A otra que, sin duda, le haría falta que se le pagase un curso intensivo de idiomas para la vida política es a María Dolores de Cospedal que al parecer dice que sabe varios idiomas, pero lo cierto es que aún no se le ha visto soltar ni una sola expresión que la delate como persona políglota. Nos da a nosotros que va a necesitar una empresa de traducción e interpretación  cuando se decida a hablar.

 

Políticos que No necesitan un subtitulado bajo sus comparecencias extranjeras

 

Por otro lado, desde hace algunas generaciones en adelante, han comenzado a surgir políticos que se han puesto las pilas, y cada vez nos sorprende más ver cómo se desenvuelven de forma espontánea en inglés y otros idiomas.

El primero de todos, el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, con una pronunciación superior a la media, casi puede defenderse con total libertad en discursos improvisados frente a la prensa. Not bad!

Aunque comenzó con un acento gringo de lo menos oportuno y un “Estamous trabajandou en ellou”, lo cierto es que el expresidente del Gobierno, José María Aznar se puso manos a la obra tras acabar su mandato y ha vuelto a las aulas para hablar correctamente en inglés, italiano y francés.

Pablo Iglesias, otro de esos dirigentes políticos que habla con especial fluidez otros idiomas que no son el materno, aunque con acento marcado, está visto que puede tocar temas complejos donde se le entiende bastante bien. Además, habla también italiano, que siempre suma puntos.

La curiosidad se destapa en nuestro análisis de políticos que hablan bien los idiomas al comprobar que todos los mandamases de Cataluña no tengan problemas en desenvolverse en varias lenguas. Tanto Mas, Pujol como Carles Puigdemont tienen un buen nivel de inglés, además de otros idiomas como el francés, o Puigdemont, el rumano.

A esta lista de políticos actuales que, parece ser, no quieren que se les recuerde por su mal uso de los idiomas, se unen Álvaro Nadal, que maneja inglés, alemán y francés o Dolors Montserrat, con italiano, alemán y, cómo no, catalán.

 

Más de la mitad de nuestros políticos ya son plurilingües

Los idiomas en las biografías de nuestras figuras públicas parecen haber mejorado notablemente tras ser el foco de atención años atrás cuando se topaban de frente con la realidad de un mundo globalizado y con gran conocimiento de lenguas adversas.

Actualmente encontramos que, más del 50% de los políticos se desenvuelven a la perfección en inglés y casi el 46% en francés. Y, aunque en un análisis de sus currículos no encontramos ningún título académico que acredite su nivel en casi ninguno, tendremos que fiarnos de su palabra y de sus más que notables comparecencias cuando están fuera de nuestro país.

Eso sí, ante la duda, recomendamos a los políticos que estén leyendo estas líneas que no está de más contar con un apoyo cuando se trata de perfeccionar un idioma que aún no se controla. Por ello, ponemos a su disposición traductores profesionales para evitar meteduras de pata de esas que no se digieren ni con una “Relaxing cup of café con leche».

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